Tiempo hace que no escribo nada, pero, ¿qué mejor que una aburrida mañana de resaca en pleno corazón de las fiestas de la Magdalena para hacerlo?
Interesante para escribir solo se me ocurre la competición de Esgrima Universitaria en Ciudad-Real de la semana pasada, donde los buenos arbitrajes brillaban por su ausencia, y donde la racha de victorias de los “mitg-ous” fue capada por el tercio castellonense que no dudó ni un instante en ver cumplido su objetivo.
La odisea empieza la huracanada mañana del ocho de marzo del presente año; a las 8.00am nos presentamos el equipo en la estación de autobuses de la UJI, donde se nos comunica que el viaje ha sido cancelado por los fuertes vientos que llegaban a mover el autocar. Ya con el madrugón en la espalda nos volvemos a nuestras casas, ya con toda esperanza truncada, pero al cabo de dos horas una llamada del Servei d’Esports comunicando que la Universidad había comprado billetes de tren reavivó de nuevo nuestras esperanzas, y con esto marchamos ya a Ciudad Real.
Cuando llegamos al pabellón, (en principio un diseño modernista de Calatraba, pero, debido a los recortes de presupuesto solo quedó en una ruinosa chabola), la gente ya estaba calentando y los “mitg-ous” comadreando que los de Castellón no venían, pero sus vanas esperanzas presto desaparecieron.
La pull ó eliminatoria, fue levemente fácil de pasar, pues de siete combates perdí uno, el último, seguramente por cansancio, ya que mi rival solo llevaba ganados 3 combates de 7, siendo el que me venció a mí su cuarta victoria; El árbitro, un cachondo mental deficiente en cálculo se descontó en tres o cuatro combates, teniendo que ser nosotros mismos los que tuviéramos que corregirle. En esa misma tarde también se realizaron los octavos de final y los cuartos, pasando ambos con relativa facilidad, pero en la mañana siguiente me topé con un afrancesado ( que no un sujeto paciente de pecado nefando, pues su empuñadura era de estilo francés) en definitiva, un castellano-manchego que en las semifinales me envió derechito a la calle, quedando en tercer lugar, y con dos armas de menos, pues una la partí con la mano al enderezarla y la otra en sus costillas (de aquí le pido perdón y le doy mi más sincera enhorabuena por su segundo puesto).
En femenino, la única fémina del equipo, y con cinco escasos meses de entrenamiento se hizo con un impresionante tercer puesto, que seguramente hará temblar los esquemas de las más veteranas damas de este noble deporte.
Y finalmente, en equipos dimos la nota, y tras habernos eliminado los alicantinos, tuvimos que pelear el título de tercerpuestista contra los “mitg-ous” de la Politécnica de Valencia, contra los cuales la UJI jamás había vencido. En un atisbo de lucidez, elijo como arma a la “Gran Esperanza Blanca” una espada non-flexante, que permitiría poner los delirios de grandeza de nuestros rivales donde se merecen, a ras del suelo. El primer duelo fue el otro tercerpuestista individual contra mí, un duelo lleno de significado, pues demostraría quien se merecería mas el titulo, mi rival un hombre de más de metro noventa y un peso que sobrepasaba lo “de-cente” no se enteró siquiera de cuando se le dio el primer tocado, y retorciéndose de dolor ya no volvió a ser el mismo, pues el odio empezó a hervir en su sangre y el lado oscuro le invadió, siendo su perdición, y con su peso cayó todo el equipo, aunque uno de nuestros tiradores, un infiltrado “mitg-ou” pareciere que hiciere más puntos a favor de ellos que en nuestra contra.
Pero a grito de “POR EL HONOR, LA GLORIA, Y SOBRE TODO LA VICTORIA” conseguimos hacernos con una victoria tan soñada como anhelada.
En honor a mis compañeros: Eva Centeno, Javi Sainz, Ignacio Gil, y el "infiltrado" Ángel Oliver
