Hace mucho que no escribía nada y claro, no podía dejar a Agosto huérfano de prosa.
Y la inspiración me las ha dado el boletín de noticias de esta noche. Y es que, caprichos de la parca, ayer murieron dos grandes, cada uno en su estilo, pero al fin y al cabo, grandes en sus oficios.
Por un lado un virtuoso del esférico y por otro de la prosa, Antonio Puerta y Francisco humbral nos dejan.
Puerta, jugador del Sevilla C.F. había alcanzado la cumbre a sus 22 años, jugador titular en el llamado y titulado como “el mejor equipo del mundo”, y entiendo, aunque a mí el futbol me importe lo mismo que la plancha extrema, que un chaval en el auge de su vida, y que de pronto se vea truncada súbitamente, cause pavor en su alrededor.
También falleció otro grande, Francisco Umbral, sus criticas columnas en El Mundo daban mucho que hablar, siempre le encontraba las costillas a cualquiera que se cruzara (o no) en su camino, pero de una forma elegante y sutil, y me atrevería a semejarlo en su tinta al gran injuriante don Francisco de Quevedo. Me lo imagino, en lo más alto, ad portas del paraíso, ante el Juez, gritándole “¡Yo he venido aquí a hablar de mi libro, y si no me levanto y me voy!”.
Pero, realmente, y después de este minúsculo homenaje personal a ambos personajes. Como se permiten las cadenas de televisión donde cada segundo sale por un pico, darle cinco veces más tiempo a un deportista, que a un genio de la literatura española, aquí encontramos otro caso de la desculturización que está asolando la mente de los españoles animada como siempre por los medios.
